Dada la magnitud del asunto, Papá Noel es incuestionablemente el rey de la cadena de suministro.
Sin embargo, parece que los tiempos están cambiando. Nos enfrentamos a consumidores cada vez más exigentes, a un ambiente de máxima competitividad y a abrumadoras condiciones económicas. En este contexto, ¿está la Operación Navidad de Papá Noel bajo amenaza?
En el pasado, los niños estaban contentos con una selección de regalos más simple. Para trabajar en la planificación de la demanda, Papá Noel se basaba en la pregunta “¿has sido o no has sido bueno este año?”. Con las respuestas que obtenía, podía hacer unas buenas previsiones que le permitían máxima precisión a la hora de planificar su inventario.
Sin embargo, la demanda del consumidor de hoy día es mucho más diversa. Los niños quieren de todo, desde la última videoconsola hasta ropa de las marcas más selectas. En consecuencia, el surtido de Papá Noel debe ser mucho más amplio para poder atender esta nueva realidad.
Es más, dado que los niños son ahora mucho más sensibles a las tendencias y las modas, la dificultad para hacer planificaciones es también mucho mayor. Mantener un surtido estático en un mundo de constantes cambios no es una opción. Pero con cada vez más artículos y un escenario de demanda tan volátil, tenerlo todo disponible, en stock y bajo control, podría ser mucho pedir incluso para Papá Noel.
Competición en espiral
Los patrones de demanda no son el único reto al que se enfrenta Papá Noel. Como el mundo del comercio online crece de manera continuada, los clientes están empezando a dar la espalda a las entregas de Santa en casa, en favor de otras alternativas más flexibles.
Con una gran transparencia en precios y una política promocional muy agresiva, no es de extrañar que Papá Noel salga perdiendo ante los principales retailers.
Y para añadir más complejidad a la cuestión, la situación económica es incierta. Aunque en el Polo Norte esta situación les toca de lejos, la Operación Navidad de Papá Noel no es ajena a las consecuencias de las turbulencias económicas que sufre el mundo.
Santa tiene, por lo tanto, la obligación de mantener el capital circulante a raya y no puede permitirse niveles de inventario fuera de control.
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