Cada año conocemos cifras que nos muestran que millones de kilos de comida se han convertido en merma sin haber llegado al consumidor. Con el objetivo de reducir mermas, algunos retailers han puesto en marcha medidas como incentivar a sus clientes a comprar frutas y verduras “torcidas” (aquellas que a priori son menos apetecibles y suelen acabar en la basura porque se estropean sin que nadie las compre).