Este crecimiento se explica debido a que se están reduciendo las barreras, tanto tecnológicas como psicológicas, que frenan su desarrollo. Los avances en tecnología fomentan que sea cada vez más fácil para la empresas montar un negocio online, y la infraestructura de telecomunicaciones permite cada vez más a los consumidores conectarse –y poder comprar- desde cualquier lugar y a cualquier hora. Esto se ha acentuado con el advenimiento del internet móvil, que permite acceder a la red desde un teléfono o una tableta. Por otro lado, comprar por internet está dejando de ser esa cosa críptica y misteriosa antes sólo accesible a los entendidos. El miedo a dar los datos de la tarjeta parece que va en descenso y simultáneamente las formas de pago alternativas como Paypal han reducido la incertidumbre que genera la compra online.
Uno de los mayores retos para un retailer que decide unirse a la revolución digital proviene de la cadena de suministro, y en especial en el tema de la disponibilidad de los productos.
LA REVOLUCIÓN DEL ECOMMERCE
Nadie sabe en realidad hacia donde se dirige esta revolución en la forma de comprar. Hay quien predice que la mayor parte de las tiendas brick and mortar (término en inglés acuñado para referirse a las tiendas físicas) tenderán a desaparecer y se convertirán en simples showrooms, donde la gente acudirá para experimentar físicamente los productos antes de lanzar su pedido online. Este fenómeno que de hecho ya existe -para desesperación de muchos retailers- se denomina ‘showrooming’ y está teniendo consecuencias curiosas: tiendas de ropa en sitios como Nueva York y Shanghai han comenzado a cobrar una cuota a sus posibles clientas por el hecho de probarse ropa. Esta cuota normalmente oscila entre 5 y 25 dólares y se deduce del precio total de la compra, en caso de que exista, claro. Las reacciones hacia esta nueva práctica han sido diversas, desde quienes se han sentido totalmente ofendidos por ella hasta quienes lo consideran una actuación lógica por parte de la tienda.
Hay grandes ventajas para las empresas que operan en internet: existe una importante reducción de costes comparado contra lo que supone mantener tiendas físicas y el comportamiento del consumidor es fácilmente analizable, con lo que se puede fomentar el cross-selling y crear campañas de fidelización específicas para cada perfil de consumidor.
Sin embargo, no todo son rosas en el camino para los retailers que deciden ofrecer sus productos online. Los fabricantes se han dado cuenta también de las ventajas de vender directamente al consumidor y en muchos casos están compitiendo contra sus propios canales de distribución. También es imprescindible ofrecer una experiencia óptima online, algo que tendrán que aprender los retailers que quieran adentrarse en este nuevo mercado.
Uno de los mayores retos para un retailer que decide unirse a la revolución digital proviene de la cadena de suministro, y en especial en el tema de la disponibilidad de los productos. Si bien es verdad que el sector del retail siempre ha otorgado una gran importancia a mantener una alta disponibilidad de sus productos, en el mundo online esto adquiere proporciones mucho mayores.
A pesar de ser relativamente económico para un retailer montar una tienda online, el verdadero gasto puede consistir en crear toda la estrategia de marketing necesaria para atraer consumidores a su escaparate virtual. Habiendo una oferta prácticamente infinita para los consumidores –después de todo pueden comprar en cualquier parte del mundo- los retailers destinan enormes presupuestos para localizar, seducir, atraer y si hay suerte mantener posteriormente a posibles compradores dentro su tiendas online.
Se dice que la lealtad del consumidor no existe y esto es especialmente cierto en internet. Después del enorme esfuerzo y gasto necesario para atraer a un posible comprador a su tienda online, si este no encuentra disponible lo que buscaba está a un simple clic de buscar alternativas. En este preciso instante, la disponibilidad lo es todo.
Los retos del 2018 en Retail